sábado, 16 de octubre de 2010

2ª parte: Nunca sabes lo que te puedes encontrar.

 
La hierba estaba húmeda y había bastantes charcos de barro debido a la tormenta que hubo unas horas antes de que saliese de casa. Pero ni el barro de mis zapatos ni el frío que empezaba hacer, me impedirían que siguiera adelante con mi plan para ese ‘’peculiar Domingo’’. Caminaba hacia el centro del descampado donde unos arbustos habían crecido a placer y habían creado una especie de cueva, la cual llamó mi atención. Me aproximé hasta ella y decidí entrar dentro. Olía a hierba húmeda y algunas gotas me caían sobre la camiseta produciéndome algún que otro pequeño escalofrío. Observé con detenimiento el lugar y me parecía un buen refugio de no ser porque el agua se filtraba por todos lados como era de suponer. Pero tras unos minutos más en su interior, al ver que no albergaba nada interesante por mucho que empeñase en observar todo mi alrededor… salí fuera para poder seguir explorando el descampado en busca de algo, aunque no sabía muy bien el qué. Hasta que me di cuenta de que metros más allá, había una parada de tren y visualicé una silueta.
 
Me pareció un poco extraño tanto el que hubiese una parada tan lejos de la ‘’civilización’’, como el que pudiese estar alguien esperando a que pasase algún tren. Pues en teoría por ahí ya no pasa ninguno desde hace varios años. Así que una de dos, o realmente no había nadie y todo eran imaginaciones mías… (entonces la caída habría sido más grave de lo que pensaba) o por el contrario, de verdad había alguien esperando. Pero a lo mejor no era precisamente un tren lo que espera, quién sabe. Por lo que para salir de dudas, decidí acercarme. A escasos metros de la parada es cuando resolví mis dudas y vi que sí, que trataba de una persona, de un chico concretamente. Me acerqué sigilosamente por detrás, bordeé el banco y me senté a su lado. Le observé durante unos segundos y me di cuenta de que estaba tan concentrado escuchando música con sus cascos, que parecía no preocuparle el tiempo que pudiese llevar ahí sentado esperando lo que quiera que esperase.
 
Entonces le di un ligero toque con el dedo índice de mi mano derecha sobre su hombro. Pero pareció no inmutarse, ni un solo gesto de sorpresa por su parte, nada. Me sorprendió bastante, por lo que al cabo de un rato me levanté, me puse enfrente de él sin decir palabra para ver si así reaccionaba. Estaba un poco nerviosa por si le pasaba algo o tal vez, fuese invisible para él. Hasta que de repente le vi levantar la cabeza, quitarse los cascos y guardarse el móvil en el bolsillo. Sentí un gran alivio por dentro al ver que se movía y podía verme, pero a la vez seguía con la gran curiosidad de saber qué hacía ahí.
 
Se puso de pie frente a mí y nuestros rostros estaban separados por escasos milímetros. Podía sentir su respiración como si de la mía propia se tratase. Mi cuerpo empezó a sentir algo extraño, una sensación que jamás había experimentado. Pero traté de serenarme, de respirar hondo y mirarle fijamente a los ojos. Descubrí que desde que se había levantado, no había apartado la mirada ni un solo momento. Estaba ahí, quieto, inmóvil, observándome con detenimiento, como si me estuviese analizando o esperase algo de mí, y eso me ponía aún más nerviosa. Hasta que vi como esbozaba una vaga sonrisa y me preguntó que qué hace una chica como yo en lugar como ese y precisamente un Domingo. Le dije que realmente nada, simplemente quería acabar con la rutina de estar todos los domingos encerrada en casa.
 
Esa pregunta que me hizo fue la llave, la oportunidad perfecta para acabar con mi curiosidad y saber qué es lo que hacía él en ese lugar. Tras un pequeño silencio y sin que me diese tiempo a plantearle la pregunta, me volvió a sonreír y me dijo que él tampoco sabía exactamente que hacía en ese lugar. Llevaba acudiendo todos los días desde hace una semana. (Trató de explicarme el como definir que es lo que le hace acudir a ese lugar. Es como una atracción que siente, un presentimiento de que ahí va a ocurrir algo que cambiará su vida pero no sabe él qué, ni cómo.)

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