sábado, 16 de octubre de 2010

3ª parte: Corazón vs Razón.




Al oír aquellas palabras que salían de su boca y retumbaban en mis oídos como si de un eco se trate, una sonrisa sincera y tímida surgió de mi rostro. Decidimos sentarnos en el banco dónde él estaba antes y comenzamos una larga y amena tertulia. Al principio estábamos un poco nerviosos ambos pero conforme iban pasando los minutos la cosa fue cambiando.

Empezamos hablar de cualquier tema y sin darnos cuenta iban pasando los segundos, los minutos, las horas…hasta que anocheció. Y a pesar de que me sentía muy a gusto y no quería marcharme, tenía que hacerlo. El camino de vuelta a casa era bastante largo y más de noche que se hace todo más pesado. Así que le dije que tenía que irme. Él me dijo que se quedaba un rato más pero que en breves haría lo mismo. Nos dimos dos besos y sin decirnos nada más, me fui. Cogí me bici y empecé el camino de vuelta. Tenía ganas de mira atrás, de ver si seguía ahí, sentado como le vi la primera vez pero no lo hice. Nunca me ha gustado mirar atrás en ningún aspecto, por lo que seguí mi camino sin más preámbulos.
Durante el trayecto estuve analizando mi tarde, todo lo que había pasado me parecía tan surrealista… ¿Y si el chico realmente no existía y todo había sido producto de mi imaginación? ¿Y si lo que he vivido era lo que realmente me hubiese gustado que pasase esa tarde? Ni si quiera sabía su nombre… ¿Cómo es que en toda la conversación no se lo he preguntado, ni él me ha preguntado el mío? ¿Realmente estoy tan loca? Miles y miles de preguntas de este estilo rondaron mi cabeza durante todo el recorrido hasta casa.
Primero pasé por el trastero para guardar la bici y luego subí a casa. No tenía ni hambre, solamente quería descansar y dejar las cosas como estaban. Mañana sería otro día y me esperaba una larga semana por delante. Esa semana fue la más larga, rara y paranoica de toda mi vida por todo lo que me había pasado el domingo. Realmente había sido bastante peculiar, como quería. Pero todavía no daba crédito a que hubiese sido real todo aquello…Aunque quizás lo que más me incomodaba, es que fuese real o no, tenía al chico metido en mi cabeza las veinticuatro horas del día. Mi corazón decía que existía, mas mi razón decía que no... y era algo muy frustrante. Pues tener a alguien en tu cabeza y no saber si existe verdaderamente, es realmente de locos.

No hay comentarios: